A menudo pensamos que nuestra vida en sociedad y sus obligaciones son un tema aparte de quiénes somos como individuos. Sin embargo, nuestra identidad personal está moldeada por nuestras relaciones con otros, tal y como se muestra en este diagrama de círculos concéntricos de responsabilidad.

La mayor parte de nuestra atención la enfocamos a los primeros círculos: nos enfocamos en nosotros mismos, en las personas cercanas a nosotros y en los lugares que conocemos bien. A medida que los problemas y los eventos en nuestra vida se alejan de este centro, se vuelven más abstractos y menos familiares para nosotros, haciéndose más difícil interesarnos o sentirnos responsables por lo que sucede afuera de ellos. A pesar de esto, todos los círculos están conectados unos con otros, todos dependen unos de otros.

La necesidad de establecer relaciones con otras personas es parte de nuestra necesidad de organizarnos para vivir mejor. Por miles de años, esta función la han cumplido los mitos, las creencias, las instituciones, las leyes y los gobiernos, por ejemplo.

Los contenidos de esta sección exploran desde diferentes perspectivas lo que significa que seamos individuos siempre en relación con otros, y qué implica esto para nuestro rol ciudadano. Al mismo tiempo nos invitan a reflexionar cómo, en nuestras relaciones cotidianas, podemos influir a otros y a la vez, ser influenciados.