Lo que actualmente nos está pasando en Guatemala ha ocurrido de otras maneras en diferentes partes del mundo. En Italia, entre 1985 y 2011, algunas municipalidades se vieron afectadas por la intromisión de actores para-gubernamentales: las mafias italianas.
Existe un estudio que explora las maneras en las que la calidad y fortaleza de las instituciones jurídicas y las presiones del crimen organizado están relacionadas con las habilidades del gobernante para ejercer su cargo, incluido su nivel educativo.
El estudio compara las municipalidades donde la gestión fue más transparente versus las “munis” donde la gestión fue más corrupta y encuentra 2 puntos interesantes:
1. Las infiltraciones de las mafias o grupos de presión afectan o influyen más a quien tiene poderes más ejecutivos (como el presidente y sus ministros). Es decir, la mafia no busca a los de más “abajito”, se van por los de arriba, los quieren envolver, influir, como una araña con su telaraña.
2. Existe una relación causal (uno causa al otro) entre el crimen organizado y la calidad política de los funcionarios. Esto quiere decir que, las presiones de la mafia, en forma de sobornos y financiamiento ilícito a los funcionarios, afectan el nivel educativo de los políticos. En otras palabras, un funcionario con mayor niveles educativos y con mayor preparación técnica no es suficiente para “ganarle el pulso” a las mafias.
El punto anterior es importante porque, para las estructuras criminales, un Jimmy, un Sinibaldi, una Sandra o un Baldizón, como presidente era indiferente. Iban a funcionar independientemente de quien llegara al poder porque así se hace la política sucia: así es su naturaleza mafiosa.
De este estudio, surge una pregunta central que debemos contestar:
¿Ayuda tener instituciones de justicia fuertes con marcos legales fuertes para combatir las estructuras criminales?
La respuesta es: ¡Por supuesto que sí! El fortalecimiento del marco legal y orgánico institucional afectó al crimen organizado en el caso de Italia, ayudó a disminuirlo. Esto implicó reformas no solo a las maneras en las que trabaja una institución, sino mecanismos más efectivos que aseguraron que el marco institucional fuera robusto y no se pudiera desarticular tan fácil.
Los grupos de presión saben que su influencia en el gobierno se reduce cuando el marco legal institucional se fortalece. En estos contextos, el fortalecimiento o debilitamiento «intencional» de las instituciones se convierte en la batalla crucial.
Seguiremos con la parte 2 la próxima semana. Mientras tanto, te dejamos una pregunta indispensable para estos momentos de país:
¿Qué papel crees que debemos jugar los ciudadanos en esta lucha contra la corrupción?