LA DESESPERACIÓN POR LA JUSTICIA

 

Muchos de los argumentos que usan ahora contra el MP y CICIG sobre lo tardado para conseguir condenas, son alarmistas. Todo lleva un proceso y hay que respetarlo, porque lo que construye nación es lograr instituciones fiables, certeras y con respaldo de casos sólidos.

 

“Caminen lento, si quieren llegar pronto a un trabajo bien hecho”, esta es la frase que el emperador romano Augusto le dio a unos albañiles que construían una extensión del senado romano.

 

Al verlo los trabajadores para agraciarlo, corrían para demostrar su entusiasmo, pero botaban los ladrillos y el cemento, volviendo ineficiente su labor. Allí expresó tal sentencia que pasaría a la historia.

 

Sucede lo mismo con los casos de corrupción que estamos viviendo ahora en el país y que fueron destapados por la dupla Iván Velásquez y Thelma Aldana, a la cabeza de las dos instituciones mejor vistas en el país: CICIG y MP, respectivamente.

 

Talvez hay desesperación de parte de la población para ver condenas, cadenas, vergüenzas públicas y toda suerte de retribuciones (que en muchos casos se tornan en aspiraciones vengativas), pero es necesario confiar en el sistema de justicia para que se fortalezca nuestro sistema de justicia.

 

Encarcelar a los sospechosos de corrupción no eliminará la desnutrición, el analfabetismo ni llenará las bodegas de todos los ministerios. Claro que no. Pero la certeza de la aplicación de la ley, nos asegurará que los que vienen, se abstengan de servirse y se dediquen a servir. Que para eso les pagamos.

 

Si pedimos celeridad y que se salten los procesos judiciales y penales, todo para ver al enemigo tras las rejas, es sinónimo de un sistema de justicia manipulable. Esto nos puede reventar en la cara a la hora de la búsqueda de retribución de justicia propia: la ley no servirá ciegamente, sino para quien la pague.

 

Justamente así es como Guatemala ha venido funcionando siempre. Y por eso estamos como estamos. Ya es hora de cambiar esa forma de ver las cosas y acompañar los casos, enterarnos sobre los procesos y velar que se cumplan.

 

Hay profesionales de las leyes que saben y conocen recursos y recovecos para entrampar los casos a favor de sus defendidos. Estos son los mismos que quieren que el sistema no cambie porque les conviene, en esas horas oscuras es nuestro deber como ciudadanos que queremos una mejor Guatemala, apoyar al sector justicia para que se desenmarañe esa trama oscura de mafias históricas.

 

Detrás de todo ese camino negro, está el futuro: brillante lleno de esperanza, no es perfecto, claro que no, porque debemos de luchar para mantenerlo así. La lucha habrá valido la pena, pero hay que mantener la paciencia y acompañar este proceso histórico que estamos viviendo.

 

Nadie dijo que el camino a la democracia, la limpieza del Estado y sus instituciones fuera a hacer pan comido. Es lento, engorroso y desesperante. Pero es necesario. Es como hacer fila en el tráfico un viernes de quincena: un suplicio que se alargará si no respetamos nuestro lugar en la fila.

 

Todos vamos manejando en la cola, y podemos ver a ese que se salta la fila, se cuela allá adelante, causa un accidente y el tráfico se paraliza por completo. Es una desgracia… pero ¿qué pasa por la cabeza de ese irrespetuoso?

 

No respetar a los demás, a los procesos, a fortalecer el poder judicial nos seguirá accidentando, una vez, tras otra, y otra y otra… Ya es hora de parar y tener paciencia, ¿verdad?

 

#EsDeChapines